Esta actividad consiste en realizar una adaptación de una
historia trabajada en clase, a niños de una edad determinada. En mi caso, he
elegido el aula de 4º de primaria, es decir niños de 9 y 10 años.
Los textos folclóricos se desarrollaron y se transmitieron
de forma oral a lo largo de la historia. Se narraban al aire libre, alrededor
de una hoguera… con el paso del tiempo, estos textos fueron recogidos y
empezaron a formar parte de la historia escrita.
Actualmente hay recogidos una infinidad de textos que han
sido transmitidos de generación en generación a lo largo de la historia.
Algunos de ellos han sido adaptados para la etapa de Educación Primaria, sin
tener un valor moralizante, pero con un objetivo de ocio para los alumnos.
Se siguen transmitiendo de forma oral ya que toda su historia se ha realizado de esta
manera, no tienen autor, es decir, son anónimos; y no tienen una versión fija. Pero lo que si
se intenta es respetar su esencia y los elementos principales de estos.
La siguiente adaptación es del relato de “Toda clase de
pieles” de los hermanos Grimm. Y como ya he mencionado, va dirigido a niños de
9 y 10 años, así que se ha adaptado en tema, personajes y contenido, pero
respetando siempre el esquema original.
Y… empezamos con la historia. ¡Espero que os guste!
Hace muchos años, en un reino muy muy lejano, vivía un rey y
una reina muy felices. Desde su matrimonio todo era fiesta y felicidad. Hasta
tal punto que las gentes de su reino estaban agradecidos de estos reyes ya que
eran generosos y atendían amablemente las peticiones del pueblo.
Pasaron unos años desde que se casaron y ya la Corte empezó
a preguntarse por el heredero al trono. A los dos reyes no les resultó nada
fácil, pero finalmente la reina se quedó embarazada. Pasados los meses, la
reina dio a luz a una preciosa niña que era igual que su madre, ojos claros,
pelo rubio y una piel blanca preciosa, a la que llamaron Azahara. Todo el reino
era feliz con la llegada de la nueva princesa, y ella fue creciendo alrededor
de toda la gente que la quería. Solía pasar mucho tiempo con su madre y les
gustaba hacer figuras de papel como barcos, pájaros…
Pero esta felicidad no duró eternamente, pues la madre de
Azahara, la reina cayó enferma. Y antes de morir habló primero con su marido y
le dijo:
- - Sé que cuidarás y que la querrás por los dos,
pero quiero que me prometas que cuando haya crecido lo suficiente la des este
anillo que le dio mi abuela a mi madre y ha ido pasando de generación en
generación…
El marido, con lágrimas en los ojos aceptó. Luego hizo
llamar a su hija, a la que la dijo:
- - Hija, prométeme que siempre serás feliz.
Azahara, aceptó. Esa misma noche la reina murió y todo el
reino se sumió en una tristeza absoluta.
Cuando la princesa cumplió la mayoría de edad, pidió a su
padre un regalo. Ella quería un abrigo azul como el cielo que fuera largo y
tuviera capucha. Y el rey, que sabía que su hija no había tenido nunca muchos
caprichos, se lo regaló. Pero también le dio algo mucho más especial que un
abrigo, el anillo de su madre. Este último regalo le hizo muy feliz a la
princesa, ya que tenía muchísimos recuerdos de su madre y nunca olvidó su
promesa.
Poco a poco el pueblo y la Corte se iban preocupando porque
veían que su rey iba envejeciendo y su princesa aún no había elegido un
pretendiente que ocupara el puesto de rey y ella no tenía hermanos varones. El
rey también empezó a impacientarse. Aunque él veía a su hija feliz y soñadora,
sabía que tenía que casarla con alguien rápidamente, antes de que el pueblo se
descontrolara. Así que habló con el rey de un reino cercano, que tenía un hijo,
el príncipe Rodrigo, para que acordaran el casamiento.
Pero Azahara, que ya
había conocido a Rodrigo y no le parecía el adecuado ni para su vida ni para el
reino, rechazó la propuesta. Su padre no hacía más que insistirla para que se
casara con él, con alguien a quien no quería y que no la haría feliz.
Una noche, cansada de que su padre la quisiera obligar a
casarse con el príncipe Rodrigo, y recordando la promesa que le hizo a su
madre; Azahara cogió su abrigo azul y huyó del castillo hacia el oscuro bosque.
Al principio fue duro, ya que dejaba atrás su vida, sus amigos, su padre y
todos los recuerdos de su madre; pero en ese momento solo pensaba en su promesa:
Ser feliz.
Pasó varios días en el bosque, sin comida, sin agua, sin
asearse… solo se alimentaba de frutos de los árboles y de agua de algún
riachuelo. Todas las noches era cuando hacia el recorrido para alejarse del
reino ya que los soldados de su padre podían ir en su busca y devolverla al
castillo junto con el futuro que la esperaba allí. Todas esas noches pasaba
mucho miedo, porque estaba en el bosque, sola, sin ningún tipo de arma, y
rodeada de muchísimos animales, algunos de ellos hambrientos. Cada vez que se
le acercaba algún animal salvaje se subía a un árbol y esperaba a que se
marchase. De día, Azahara descansaba, metida en algún hueco entre rocas, cuevas
o se subía a los árboles; tapada con el abrigo azul como el cielo que la
protegía del frío.
Una tarde, Azahara estaba recogiendo frutos de unos árboles
cerca de un río, cuando de repente ¡Zas! ¡Una flecha casi la atraviesa! Al ver
que alguien podía acercarse a ella e identificarla se fue corriendo a
esconderse subiéndose a un árbol y tapándose con el abrigo y cubriéndose con la
capucha del abrigo. Y vio que dos muchachos fueron corriendo a ver qué era lo
que se había intentado esconder en el árbol. Uno de ellos quería lanzarle una
flecha para matarlo y llevarlo para comer, pensando que era un animalillo del
bosque. Pero el otro, no quería matarlo, solo saber qué era. Así que sacó un
trozo de pan y dijo:
- - ¡Sal! No
te haremos daño.
La chica estaba tan hambrienta que salió solo para poder
comer algo. Los muchachos al ver que era una joven hambrienta, la dieron el
trozo de pan y algo de agua. Luego la preguntaron por su nombre e intentaron
que se quitara la capucha para verla la cara, pero ella no quería que la
descubrieran por si acaso la reconocían. Aquel muchacho se presentó, le dijo:
- - Mi nombre es Juan, y este es mi hermano Mario.
Juan le ofreció ir a su casa para que se asease y comiera
algo en condiciones, Azahara que ya estaba cansada de vagar por el bosque sin
rumbo fijo, aceptó.
Se pusieron los tres en marcha y llegaron a las afueras de
un pueblo, a una casa muy grande en medio de un prado con caballos y una
granja. Ella pensó que aquel muchacho tenía que ser una persona muy importante
para tener tantas cosas. Cuando llegaron a la casa, le pusieron a Azahara algo
de comer y la dejaron que se aseara. Como vieron que la muchacha podía haber
estado viviendo en el bosque sin casa y sin nada para vivir, le ofrecieron
trabajar en esa casa como doncella, a cambio de sus servicios ella podía vivir
en la casa. Así que ella aceptó, pensó que antes que volver a su reino prefería
quedarse con alguien que la había ayudado.
Esa casa era la propiedad de un famoso mercader que se
pasaba meses viajando y esos dos muchachos, eran sus hijos. Tampoco tenían
madre ya que esta había muerto en el parto del hijo menor; y en la casa solo
vivían ellos tres y el cocinero y una señora mayor que se encargaba de limpiar
la casa.
Azahara para nada se quitaba su abrigo con su capucha ya que
aún no estaba segura de que nadie la reconocería. Juan estaba siempre pendiente
de ella, de que estuviera bien y a gusto en aquella casa; y sobre todo tenía
mucha intriga sobre cómo se llamaba y de donde venía.
Pasaron semanas, y de repente llegó el mercader, el padre de
Juan y Mario, con una gran noticia: había conseguido cerrar un negocio en un
país e iba a expandir su comercio. Para celebrarlo hizo una gran fiesta con
todas las personas del pueblo, pero no era una fiesta cualquiera, fue una
fiesta de máscaras e iba a durar tres días. En paralelo con los éxitos de aquel
mercader, Azahara se había enamorado de Juan, ya que era un chico que desde el
principio estaba pendiente de ella y había sido muy amable con ella, siempre
estaba pendiente de que estuviera bien, pasaban mucho tiempo juntos hablando de
lo mucho que les gustaría viajar y volar para ver todo desde las alturas. Y a
pesar de que ella era una doncella que trabajaba en aquella casa, él también se
sentía algo atraído.
Cuando Azahara se enteró de la gran fiesta, pensó que era
una buena ocasión para acercarse a Juan y conseguir enamorarle. Así que se
dispuso a preparar su vestido y una máscara para poder ir al baile sin ser
reconocida por nadie y sin que nadie lo supiera.
La primera noche, mientras Juan estaba en su cuarto
preparándose, Azahara le dejó un barquito de papel, uno de tantos que había
practicado con su madre. Lo dejó a la entrada de su cuarto, llamó a la puerta y
salió corriendo. Juan abrió la puerta, pero solo se encontró con el barco de
papel. Se quedó muy extrañado ya que nunca había visto nada igual y no sabía
quién se lo podía haber dejado, lo recogió y lo dejó encima de su mesilla de
noche. Cuando llegó la hora del baile Azahara y Juan estuvieron bailando juntos
mucho rato, solo que él no sabía con quién bailaba exactamente. También
hablaban, y se iban dando cuenta que tenían muchas cosas en común.
Al día siguiente justo antes del baile, Azahara preparó un
pájaro de papel y repitió lo mismo que la noche anterior. La dejó a la entrada
del cuarto de Juan, llamó a la puerta y corrió. Al abrir la puerta, Juan
encontró un precioso pájaro de papel que le gustó mucho y cada vez estaba más
intrigado de saber quién era el que dejaba esas maravillosas figuras en su
puerta. Así que cogió el pájaro y lo dejó en su mesilla al lado del barco. Esa
noche, Juan estaba más distraído pensando en la persona que le había dejado las
figuritas de papel, aun así bailó con la chica de la máscara del día anterior.
Llegó la tercera noche y Juan, que quería saber la persona
que le hizo el barco y el pájaro de papel, dejó la puerta abierta mientras se
preparaba. Pero Azahara, cuando intentó ir a dejarle un último regalo, al ver
la puerta abierta se retiró al baile. Juan que había esperado impaciente ese
regalo, se quedó triste y perdió la esperanza de saber quién sería. Aun así
estaba con fuerzas porque iba a ver a su chica de la máscara. Esta vez quería
darle un regalo, un reloj que le había dado su abuelo.
Entonces cuando la vio
así lo hizo, le entregó ese reloj y le contó la importancia que tenía para él.
Al final de la noche, Azahara tenía el reloj que era tan
importante para Juan y el anillo que le había dado su padre de cuando su madre
se murió. Así que ella no perdió la esperanza y al terminar la fiesta se puso
su abrigo azul como el cielo y fue hacia el cuarto de Juan para dejar un último
regalo, su más preciado recuerdo de su madre, el anillo. Pero cuando este tocó
el suelo, se abrió la puerta y apareció Juan. Él no podía creer lo que estaba
viendo, la chica del abrigo a la que había ayudado en el bosque, dejando el
anillo en su puerta y con el reloj que él había dado a la mujer de la máscara.
Se quedaron ambos mirándose a los ojos, en silencio… hasta que el príncipe
rompió ese silencio para decir:
- - Eras tú todo este tiempo.
Modificaciones realizadas y puntos que se han dejado del
cuento original
Como ya he mencionado al comienzo de la actividad, esta adaptación considero que va destinada a niños de 4º de Primaria. Por lo tanto las modificaciones que he considerado son:
- En primer lugar les di un nombre a los personajes principales, Juan y Azahara, porque así, los niños de esta etapa, empatizan mejor con los personajes.
- Por otra parte, la sustitución del tema del incesto por otra situación. La nueva situación que he propuesto es que el padre quiere obligar a la princesa a casarse con alguien a quien no ama, y de ahí el conflicto con su padre. Este cambio lo he realizado porque el tema del incesto no es apropiado para estos niños.
- He cambiado también el nivel social del personaje masculino ya que me pareció apropiado introducir a un personaje corriente que no sea la relación entre príncipe y princesa.
He mantenido el conflicto entre el rey y la princesa (aunque el motivo sea diferente), la promesa a la reina, la huída de la princesa ante la situación a la que tiene que enfrentarse con el padre, los objetos que van guiando la historia entre la princesa y el hijo del mercader, la vivencia de la princesa en el bosque, el encuentro con un chico y la astucia de la princesa para llegar hasta él y enamorarle.
Otros aspectos que también he decidido mantener es la muerte de la madre de Azahara ya que los niños son capaces de afrontar una situación similar de un personaje que no aparece mucho en la historia por lo que no se identifican ni identifican con nadie cercano.